
Un proindiviso es un concepto jurídico relativo al derecho de propiedad sobre un bien o derecho, es decir, significa que el bien o derecho pertenece conjuntamente a varias personas, sin que esté materialmente dividida ni corresponda una parte física al proindivista. También se conoce como condominio, copropiedad o comunidad de bienes.
Las empresas que compran estos proindivisos son compañías que se especializan en adquirir la parte indivisa que posee una persona, así liberan al proindivista de la copropiedad y, a su vez, de las cargas administrativas o conflictos que implica esta situación.
El aumento en los últimos años de conflictos por herencias, separaciones o inversiones compartidas ha supuesto que estas operaciones sean cada vez más comunes en España, por lo que el mercado de compra de proindivisos ha crecido notablemente en los últimos 10 años.
Este tipo de empresas tienen un proceso habitual que, generalmente, llevan todos a cabo, y consta de las siguientes fases:
El precio que se paga por la parte indivisa del inmueble suele ser bastante más bajo que el valor proporcional real que correspondería al inmueble si estuviese sin ningún cargo o conflicto.
En consecuencia, depende mucho de varios factores, que son:
El rango habitual en el que se mueven estos datos oscila entre el 20% y el 40%. En algunos casos, puede llegar hasta el 50% si las condiciones son idóneas.
Existen tres grandes tipos de empresas que compran proindivisos, que son:
Las opiniones respecto a este tipo de empresas son de diversa índole debido a las características que estos tienen.
Existen opiniones positivas pues basan su forma de actuar en la rapidez y la solución de conflictos. Muchas empresas solucionan problemas en un periodo de 24-48 horas, lo que supone a su vez una liquidez inmediata para los clientes. Además, el papeleo lo agilizan los despachos especializados y quitan al cliente el proceso de negociación y la realización de trámites más complejos.
También hay opiniones negativas sobre estas empresas que se centran en las ofertas, que están muy por debajo del valor de mercado. A su vez, la presión a los clientes para formalizar una compra de forma inmediata supone un aspecto desfavorable pues genera desconfianza.
Tras toda esta información nos surge la duda de si merece o no la pena comprar un proindiviso, y es que depende de la situación de cada cliente.
Entre los beneficios destacamos:
Sin embargo, también existen una serie de desventajas, que son:
En definitiva, las empresas que compran proindivisos son una solución práctica y rápida para vender una parte de un inmueble ante situaciones complicadas, pero que conllevan una serie de riesgos para considerar antes de tomar la decisión. Es fundamental elegir una buena opción que asegure transparencia en el proceso y un buen asesoramiento jurídico.