Seguro que alguna vez has escuchado a alguien decir que trabaja mejor bajo presión, pero, muy posiblemente, esté confundiendo trabajar de forma eficiente, productiva, motivada y con algo de adrenalina, con el estrés severo que puede llegar a provocar una carga de trabajo inabarcable. En este post queremos hablaros de este concepto: trabajar bajo presión. Daremos tips para que gestiones mejor los nervios, aprendas a priorizar tareas y, muy importante, para que hagas un alto en el camino cuando más lo necesites. Si tú también sientes que últimamente trabajas bajo presión, sigue leyendo.
¿Qué es trabajar bajo presión?
La pregunta parece sencilla, pero no lo es porque podemos confundir un trabajo exigente con estar presionados, lo que no ayuda en nada al flujo de trabajo. En primer lugar, esta presión no tiene por qué venir de las necesidades técnicas o de altos conocimientos que se requieren para una tarea, sino que puede darse por parte del acoso constante de un jefe, de un clima laboral enrarecido o por la alta demanda de trabajo por parte de los clientes.
Por supuesto, en cualquier trabajo habrá momentos de estrés, en los que habrá que dar el doscientos por cien , y para ello, saber trabajar en condiciones adversas es una gran ventaja, pero, si esto se convierte en la tónica general del día a día, puede desgastar y acabar quemando hasta a los trabajadores más experimentados.
¿Conoces el síndrome de “burnout”? Anticípate a sus síntomas
El síndrome de “burnout” o el del trabajador quemado, se refiere justo a lo que hablábamos en el punto anterior. Al fin se le ha puesto nombre a esta anomalía que sufren muchos trabajadores, que se da cuando, de forma recurrente y prolongada en el tiempo, se ven obligado a trabajar bajo un alto nivel de estrés. Esto puede ocasionar graves cuadros de ansiedad y depresión, terminando en bajas o, directamente, en dimisiones.
Algunos de los síntomas que presentar los trabajadores con síndrome de “burnout” son:
- Agotamiento emocional: sentirse sin energía para enfrentar las demandas laborales o personales.
- Despersonalización: desarrollar actitudes y sentimientos negativos hacia el trabajo, los colegas o las personas a las que se brinda servicio, adoptando una actitud de distanciamiento emocional.
- Reducción del rendimiento laboral: experimentar una disminución significativa en el rendimiento laboral.
- Desconexión emocional: sentir que las emociones están apagadas o desensibilizadas, lo que puede llevar a la falta de empatía y preocupación por los demás.
- Insatisfacción y desmotivación: sentirse generalmente insatisfecho y desmotivado con el trabajo e incluso en el campo personal.
- Dificultades en las relaciones interpersonales: comenzar a tener más conflictos o problemas con los compañeros de trabajo de lo habitual.
- Síntomas físicos: como dolores de cabeza, dolores musculares, problemas digestivos o trastornos del sueño.
- Reducción de la autoestima: sentimientos de ineficacia y baja autoestima relacionados con el trabajo.
- Aumento de la ansiedad: aumentan las preocupaciones infundadas, el nerviosismo y las tensiones en el entorno laboral.
¿Cómo se debe trabajar bajo presión? 5 consejos para salir airoso de los picos de estrés
Como sabes, que en momentos o periodos cortos de tiempo existan picos de trabajo o de estrés, es normal, y para no acabar quemados, hay que saber cómo gestionarlos. A continuación, te damos cinco consejos para trabajar bajo presión y no morir en el intento:
Organiza y prioriza tareas: antes de empezar, identifica las tareas más urgentes y prioritarias. Si no las sabes, pregunta a tus superiores, y la respuesta de: “todo es para ayer”, no es válida. Organiza tu día de trabajo estableciendo una lista de pendientes y enfócate en completar primero las actividades más importantes. La planificación te ayudará a mantenerte enfocado y a evitar que te sientas abrumado. Si quieres, puedes ayudarte de herramientas digitales para la gestión de tareas como Trello, Asana o Clickup.
Establece límites y descansos: es importante establecer límites en la rutina para evitar el agotamiento. Durante los periodos de alta presión, dedica un tiempo para descansar y desconectar. También es muy recomendable que realices pausas cortas durante el día, aprovechando para hacer estiramientos en la oficina, descansar la vista, respirar profundamente o dar un paseo breve. Estos breaks te ayudará a mantener la claridad mental y la productividad.
Comunica y pide ayuda: no tengas miedo de hablar con tus compañeros y superiores acerca de tu carga de trabajo y tus necesidades. Si sientes que el volumen de trabajo es demasiado abrumador, busca apoyo o delega tareas cuando sea posible. Trabajar en equipo y compartir responsabilidades puede aliviar la presión.
Practica técnicas de manejo del estrés: aprende y aplica técnicas de manejo del estrés que funcionen para ti. Esto podría incluir ejercicios de respiración, meditación, yoga, o cualquier actividad que te ayude a relajarte y liberar la tensión acumulada.
Celebra tus logros y reconoce tu esfuerzo: a medida que vayas completando tareas y superes momentos de alta presión, tómate un momento para celebrar tus logros y reconocer el esfuerzo que estás haciendo. Esta actitud positiva te ayudará a mantener una actitud positiva y a mantener la motivación durante períodos difíciles.
Ahora que ya sabes algo más sobre el estrés en el trabajo y los tips fundamentales para trabajar bajo presión, ¿a qué esperas para ponerlos en práctica? ¡Te esperamos en Educa.Pro!